El Último Café es el primer relato de la nueva categoría a la cual he bautizado cómo «Las historias de Zolock», en la cual subiré los relatos y las sinopsis de los libros que me enviéis al siguiente correo: luis@debianlu.com o bien a través de mi Twitter.
El relato de está semana esta escrito por Oscar M. Anton cuyo twitter es el siguiente: @BuenasN69383621 e Instagram el siguiente: óscar_m_anton
Este relato es un guion en el que su protagonista debe ir a hablar con su psicólogo a causa de unos extraños sucesos que le han estado ocurriendo en los últimos días. Espero que lo disfrutes:
– Al principio solo eran objetos moverse o puertas abrirse, pero pasado un tiempo, no recuerdo cuanto… La situación empeoró. En muchas ocasiones escuchaba su voz con lamento, acompañado de rencor. Hay momentos que siento como me daña en mis brazos, cuello o torso, puedes ver las heridas que me provoca… No son simples arañazos, parecen hechas con una pequeña cuchilla.
– ¿Por qué crees que estás viviendo esta situación?
– No lo sé, unos dicen que, por estrés, otros dicen que me estoy volviendo loco… Pero, al fin y al cabo, ambos son lo mismo. ¿Usted qué piensa? ¿Qué puede decirme?
– Soy psicólogo, mis estudios no me dan una clara respuesta a su problema… Pero claro, mis estudios. Hablándole como humano que soy, le diré que está siendo perseguido por un ente, aquel ser está cabreado y busca calmar su furia, para así descansar en paz. ¿Le suena el nombre de Cristóbal?
– No… Bueno…no, no me suena
– ¿Estás seguro? Piensa, quien era Cristóbal… ¿Qué le hizo usted?
– De verdad Doc…no me suena.
– Cristóbal era un joven estudiante de medicina, que usted atropelló mientras conducías hablando con el móvil. Tienes el rostro pálido, es normal…es la culpabilidad de haberte deshecho de él. Inconscientemente, cierto… Pero, aun así, deshecho de una persona inocente… Cristóbal te trajo a mí, para vengar su muerte…
– No le entiendo doctor.
– No lo tienes que hacer, ya es tarde para que entiendas… Era tan fácil colgar el teléfono y prestar atención a la carretera, pero no… Decidiste seguir hablando, destrozando el cuerpo de mi hijo… Dime ¿Está bueno el café? Vaya, está muerto…